domingo, 22 de junio de 2008

Tarzán, Jane, Chita y yo.

Las relaciones humanas son un show de la variedad y de la relatividad. Hay todas las formas imaginables de amistad, de amor, de lealtad, etc. Además nuestra concepción de la amistad va cambiando, nuestra manera de entender y vivir el amor también cambia. Además pienso que asociada con nuestra manera de entender los valores en cada etapa de nuestra vida éstos nos plantean no sólo una serie de dilemas de índole ética, filosófica, etc, sino también, paralelamente, contrariedades y dificultades existenciales. En diferentes etapas de mi vida he vivido el amor de maneras diferentes.

Recuerdo mi primera toma de contacto con el tema del amor. Vivíamos en un pueblecito de Asturias. Siendo muy niño, y montado siempre sobre mi bici BH azul, mi hermana mayor me llamó. Estaba sentada en una mesa del patio exterior acompañada de una niña de nuestra edad. Me dijo: "ven y te presento a esta niña". Yo recuerdo haberme puesto especialmente nervioso. Y sólo atisbé a decir: "vas a mamá". Y salí pitando con la bici. Tal era mi inocencia en ese tema.

Ese mismo día hicimos una carrera en bicicleta. En todas las bicis iban subidas dos personas. Yo iba con esta niña. Recuerdo que yo quería quedar bien delante de ella, hacerme el héroe. Por eso hice cosas que pusieron en riesgo a los dos, yendo a toda velocidad por una carretera llena de baches y muy empinada. En varias ocasiones estuve a punto de hacer que nos saliésemos de la carretera contra las plantas de espinos. De hecho esta niña se hizo algo de daño. llevaba faldita y una de estas plantas la había rozado y llevaba sangre en la pierna.

Por aquella época el amor era para mí algo confuso. Algo que vinculaba a personas de diferente sexo. Pero desconocía casi todo acerca del tipo de vínculo: a qué edad debía empezar, y sobre todo qué debía hacer yo, cuál era mi papel. Y esto era así porque en parte contemplaba las relaciones de pareja como algo deseable pero también como una obligación que llegado el momento no me dejaría tiempo para jugar con los amigos. Por eso cuanto más tarde empezase mejor. ¿y a qué edad se suponía que empezaba esto?
Cuando hago memoria recuerdo también mi primera toma de contacto con el sexo y con el deseo sexual. Por falta de espacio yo dormía con mi padre en una cama. Pues bien, me recuerdo desvelado, dándole vueltas a un determinado tema. Y era que no podía quitarme a Jane, la mujer de Tarzán, de la cabeza. Acababa de ver la película en la tele y ahora la película continuaba en mi cabeza. Había algo en Jane que me atraía con una sensación que no había experiementado antes. Sin embargo era incapaz de determinar qué era concretamente lo que me atraís. Entonces repasaba a Jane por partes. Todo partía de una escena en que los malos habían atado a Jane a unos troncos, semidesnuda, con las piernas muy abiertas. Dejándome guiar por la sensación de erotismo, como en un juego de "caliente o frío", iba imaginando cosas diferentes, para intentar averiguar la parte de Jane que ejercía sobre mí aquel influjo. Con mi imaginación iba colocando a Jane en posturas diferentes. También iba imaginando su cuerpo por partes. Descubría que me atraían los pechos de Jane. Era algo nuevo para mí. ¿Qué había de especial en sus senos, cuando sólo se trataba de una particular orografía ligeramente diferente a la de los chicos? Me estrujé el cerebro para hilar más fino. No eran solo los pechos, emanaba una sensación especial del tono oscuro del pezón resaltando sobre el seno, y el presentido relieve táctil. No recuerdo el final de la secuencia, sólo que en ese momento intuí que una parcela de la realidad, hasta entonces no descubierta, acababa de abrirse ante mí. Era como un pasadizo irreversible que daba irremediablemente a una nueva etapa de la vida.

Han pasado muchos años. Y con ellos muchas experiencias sobre los temas del amor y/o el sexo. A veces uno tiene la impresión de no haber aprendido nada, o bien de que determinadas partes de la vida son tan complejas y cambiantes que uno nunca alcanza a saber nada de ese tema. Se aprenden como zonas seguras y líneas rojas. Es importante, en cualquier caso, tener en cuenta que el amor y el sexo son un viaje compartido, más corto o más largo, entre dos semiciegos y dos semisordos (a veces ciegos y sordos del todo; y aveces también, sin saberlo, más de dos). Y que por el camino indefectiblemente ambos tropezaréis muchas veces, pero que es un camino compartido y que debéis ayudaros mutuamente siempre a levantaros. Pero también hay que aprender a perdonar y perdonarse. Y también hay que aprender que a menudo, aunque parezca lo contrario, no hay buenos o malos, y saber perder y reconocerlo y también ganar con humildad.

Valentina, mi abuela y tu bisabuela, dice que una receta muy importante para que las relaciones funciones es no enfadarse a la vez, sino saber conservar la cabeza fría cuando el otro está furioso.Y que a veces el amor es para toda la vida pero muchas veces no, pero no por eso no es bonito o ha sido una pérdida de tiempo.
Ta.

1 comentario:

Begoña dijo...

Muy bien expresado y la verdad es que creo que como con todas las abuelas, Valentina tiene mucha razón