
Una mujer llmada Clara, compañera de trabajo de mi madre, le tocaba bautizar a su hijo y ella es creyente en Dios y precisamente ese dia su hijo estaba malo de catarro, fiebre y estas cosas que ocurren con la entrada del invierno; entonces ella penso que si le daba una ofrenda a las monjas de un convento que, seguramente, el dia del bautizo seria un dia lleno de sol. Esa ofrenda fue un carton de huevos, que llevo el dia anterior al bautizo al convento, la monja miro por la mirilla y no le abrio la puerta, pero al er el carton de huevos abrio la puerta rapidamente y en cuestion de segundos cogio el carton de huevos y cerro de un portazo la puerta. Esta claro que si no llevara los huevos no le abririan, y queda en evidencia el interes por las cosas materiales y no por los problemas de unos de sus creyentes. Apuesto mi cabeza a que niguno de esos huevos fue destinado a alguno de las personas pobres de Oviedo. Al oir este suceso, me entro una cosa... que si llego a tener delante a la persona que mas odio creo que no respondo de mis actos; cada dia las monjas, los curas, arzobispos, toda clase de estas personas me dan mas asco. Juro que nunca volvere a estar presente en una misa a no ser a causa del cabo de año de un familiar, muerte, comunion o algun evento familiar o de amigos. No puedo creer como la gente va a misa, me repuna!La ultima parte de este suceso es de la que mas se aprende: el dia del batuizo llovio, casi truena y calleron unas gotas como bolas de golf de grandes; esta es la moraleja del suceso. Espero que Clara, en este caso, haya aprendido la leccion, el tiempo no depende de la Iglesia.
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